Alan Glass
Alan Glass nació en Montreal, Canadá, en 1932. A la temprana edad de diecisiete años, se inscribió en la École des Beaux-Arts, donde estudió con el pintor Alfred Pellan. Unas semanas antes de cumplir veinte años, en junio de 1952, Glass partió a París para continuar sus estudios de arte con el apoyo de una beca del gobierno francés. La década que pasó en París resultó ser formativa: en 1954, utilizó por primera vez un bolígrafo, invención reciente en aquel momento que permitía una velocidad y agilidad sin precedentes, con lo que desarrolló una práctica de dibujo automático muy original. Con sus humildes bolígrafos Bic, Glass creó imágenes exuberantes entre lo figurativo y lo abstracto. Cuando los surrealistas parisinos descubrieron sus dibujos, Glass fue presentado a André Breton, a quien visitaba de vez en cuando en su estudio en el número 42 de la Rue Fontaine. Junto con el poeta Benjamin Péret, Breton organizó la primera exposición individual de Glass en la Galerie le Terrain Vague en enero de 1958. Durante su época en París, Glass también se hizo amigo cercano de Aube Breton-Elléouët, así como de otros canadienses como Jean Benoît, Mimi Parent y Roland Giguère.
A principios de la década de 1960, Glass comenzó a realizar las cajas por las que es más conocido. Inspirado en la rica historia del objeto surrealista —desde Man Ray y Marcel Duchamp, hasta Meret Oppenheim y Joseph Cornell, y más adelante las creaciones de Parent y Adrien Dax— Glass rápidamente desarrolló una práctica de ensamblaje distintiva, marcada tanto por su atmósfera sagrada como por su sentido del humor y agudeza.
Glass visitó México por primera vez en 1961 motivado en gran parte por una calavera de azúcar mexicana que vio en el estudio de Aube Elléouët Breton, y terminó quedándose un año. A su regreso a París, donde el costo de vida hacía que vivir como artista fuera cada vez más dificil, sintió la pulsión de regresar a México. En 1963 se estableció en la Ciudad de México, donde residiría por el resto de su vida. A través de su amigo Alejandro Jodorowsky, Glass conoció a Leonora Carrington, y pronto se convirtió en parte integral del círculo surrealista local, que también incluía a artistas como Bridget Bate Tichenor y Pedro Friedeberg. Glass prosperó en la Ciudad de México, pero siguió viajando frecuentemente, y a menudo pasaba parte del año en Montreal y París.
Tanto en sus viajes como en la Ciudad de México, Glass recorría mercados de pulgas y tiendas de curiosidades y acumulaba una vasta colección de materiales en bruto para sus ensamblajes en caja. En sus obras, relojes antiguos, anuncios, juguetes, mapas, herramientas, bombillas, mechones de cabello, hongos, insectos, huevos, bordados, semillas y mucho más se disponen en deslumbrantes constelaciones que obedecen a las asociaciones de la poesía surrealista y ofrecen una vía de escape del desalentador orden convencional del mundo.
A lo largo de seis décadas de crear objetos, la práctica de Glass evolucionó constantemente. A mediados de la década de 1960, construyó una serie de cajas con temática de relicarios que fueron exhibidas en la legendaria galería de Antonio Souza a principios de 1967. Cuando mostró una serie de cajas que parecían representar experiencias de iluminación esotérica en la Galería Pecanins en 1972, Jodorowsky aprovechó la oportunidad para filmarlas; utilizó el arte de Glass para dar un efecto especial en su película de culto «La montaña sagrada» (1973). Pocos años después, en 1976, Glass celebró su primera retrospectiva importante en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Regresó al museo con la exposición «Zurcidos invisibles» en 2008 donde mostró toda la gama de sus inventivas obras en dos y tres dimensiones. Junto a estas exposiciones, Glass presentó su trabajo en lugares tan destacados como la Galerie du Siècle en Montreal, la Galerie 1900–2000 en París, y la Galería López Quiroga en la Ciudad de México.
El arte de Glass se caracteriza por sus múltiples capas de conexiones poéticas; una característica distintiva es su creación de alusiones a citas visuales y verbales a través de las cuales rinde homenaje a poetas, artistas y escritores importantes para él. Dedicó varias piezas al pintor romántico alemán Caspar David Friedrich, incorporando reproducciones de las obras de Friedrich y expandiendo su significado a través de manipulaciones visuales o la adición de elementos seleccionados con imaginación. «Pharmacie» (2003) es una obra inspirada en Friedrich basada en la famosa obra homónima de Marcel Duchamp de 1914, lo que conecta a dos artistas de diferentes épocas a través de las sensibilidades poéticas de Glass. También rindió homenaje a su amigo André Breton, interpretando notablemente su concepto «l’or du temps» (el oro del tiempo o fuera del tiempo) como un barco dorado suspendido en una jaula de pájaros en «Vers l’or du temps» (2002). Otras obras evocan el arte o las vidas de surrealistas como Meret Oppenheim, Man Ray y Remedios Varo. En una de las últimas cajas que completó, Glass logró realizar su ambición de rendir homenaje a la pintura «Los jugadores de fútbol» (1908) de Henri Rousseau. En ella, combina una reproducción postal de la pintura con las tenazas de una langosta que Glass recibió como regalo de Friedeberg; la caja entreteje a Rousseau, uno de los precursores más queridos de Glass, con Friedeberg, su contemporáneo y amigo.
Además a su trabajo en ensamblaje, Glass continuó dedicándose al la parte bidimensional de su práctica. Sus pinturas, deslumbrantemente detalladas, a menudo representan escenarios cósmicos con cuerpos celestes, edificios similares a templos y una miríada de humanos y animales que se metamorfosean y se aglomeran. Sus dibujos, puntas de plata y grabados tienden a aludir a poderes mediúmnicos de visión y evocan emanaciones ectoplásmicas, rostros fantasmales y una naturaleza animada desde lo profundo.
Glass fue extraordinariamente productivo hasta el final de su vida. Como ha señalado Susan Aberth, sus cajas «parecen sorprendentemente contemporáneas» en sus «impactantes yuxtaposiciones de palabras, objetos e imágenes». En sus últimos años, el arte de Glass fue tan complejo, misterioso y agudo como siempre. Descubrió una inesperada atracción por los amarillos brillantes, pobló sus cajas con cuervos y mirlos juguetones e inquisitivos, y exploró el misterio de la muerte y la resurrección a través de referencias al tarot y al retablo de Isenheim de Mathias Grünewald. El tiempo y la memoria, el vuelo de las abejas y los mitos de las diosas paganas, las experiencias visionarias y las alegrías de los juguetes inusuales, el estado alarmante del mundo y las posibilidades de su transformación: estos elementos y muchos más coexisten en las cajas de Glass; contienen mundos construidos como poemas misteriosos y llenos de ingenio.
-Kristoffer Noheden, 18 juillet et 26 août 2024
Traducido por Marieta Guzmán